El enfoque del maltrato y el cuidado a los mayores tras el Covid-19

EL covid-19 ha puesto de manifiesto problemas en cuanto al abuso y maltrato de las personas mayores que si bien ya existían, no salían a la luz ni se les prestaba importancia. Se trataba de cuestiones particulares, cuando se sabían, que no merecían un amplio reproche por parte de la sociedad ni ocupaban durante muchos días los titulares de prensa a no ser titulares escabrosos. Tampoco las distintas administraciones eran lo suficientemente diligentes a la hora de poner freno y sancionar a las personas y entidades que tenían comportamientos inadecuados, cuando no delictivos con las personas mayores.

Son los estragos de la enfermedad en una sociedad cada vez más envejecida los que han puesto de manifiesto carencias, irregularidades, descuidos… tanto de las administraciones como de las empresas de servicios, pero también han abierto un necesario, aunque siempre aplazado, debate ético sobre las condiciones de atención, el trato a las personas mayores, su consideración social y otras cuestiones que van más allá de la consideración de que los mayores solo son generadores de gasto debido a sus pensiones y a los servicios sociosanitarios que precisan.

Dentro de la irreparable pérdida de vidas, se puede pensar en que enfrentarnos a uno hechos tan duros, el más difícil es el de la muerte de las personas en las residencias geriátricas, abre una oportunidad para replantearse modelos de atención por una parte y, por otra, reflexiones éticas que juntos permitan que de ahora en adelante las cosas se hagan mejor y que seamos una sociedad más justa en el trato a las personas mayores.

cuidado mayores tras el Covid-19

Por primera vez en la historia de la humanidad, la mayor parte de la población tiene una esperanza de vida igual o superior a los 60 años. Entre 2019 y 2030, se prevé que el número de personas de 60 años o más aumentará en un 38%, de mil millones a 1,4 mil millones, superando en número a los jóvenes a nivel mundial. Este crecimiento será especialmente mayor y más rápido en las regiones en vías de desarrollo, y requiere que se preste mayor atención a los desafíos específicos que afectan a las personas mayores, incluso en el campo de los derechos humanos. Si hoy hay 125 millones de personas con 80 años o más, para 2050, habrá un número casi igual de personas en este grupo de edad (120 millones) solamente en China, y 434 millones en todo el mundo.

Según datos proporcionados por la OMS, aunque todas las personas de cualquier edad corren el riesgo de contraer covid-19, las personas mayores tienen un riesgo significativamente mayor de mortalidad y enfermedad grave después de la infección, y los mayores de 80 años mueren a un ritmo cinco veces mayor que el promedio. Se estima que el 66 % de las personas de 70 años o más tienen al menos una afección subyacente, lo que los coloca en un mayor riesgo de impacto severo por la covid-19.

Esto se agrava porque existen grandes desigualdades en el acceso a la salud dependiendo de los países. Antes de la aparición del coronavirus, la muchas personas mayores en algunos países en desarrollo no tenían, y siguen sin tener, acceso a los servicios de salud esenciales. También en países desarrollados que no tienen sistemas universales de salud o son limitados, pues priman los seguros privados, la exclusión de los tratamientos por motivos económicos es un grave problema.

Como también se señala, las personas mayores pueden sufrir discriminación por edad en las decisiones sobre atención médica, triaje y terapias que salvan vidas. Las desigualdades globales significan que, ya antes de la covid-19, hasta la mitad de las personas mayores en algunos países en desarrollo no tenían acceso a los servicios de salud esenciales. La pandemia también puede conducir a una reducción de los servicios críticos no relacionados con la covid-19, lo que aumenta aún más los riesgos para la vida de las personas mayores.

Pero es que además muchas personas mayores se enfrentan a vulnerabilidades adicionales en este momento. El virus no solo amenaza la vida y la seguridad de las personas mayores, sino que también amenaza sus redes sociales, su acceso a los servicios de salud, sus trabajos y sus pensiones.

maltrato a mayores tras el Covid-19

También está pasando desapercibidas cuestiones como el deterioro de la salud mental, los problemas psicológicos derivados del aislamiento impuesto y las secuelas que persisten en las personas tras haber padecido la enfermedad.

Como dijo Antonio Guterres, secretario general de la ONU «Ninguna persona, joven o vieja, es prescindible» en un mensaje de vídeo para presentar un informe de política sobre las personas de edad en mayo. El impacto en la salud y los servicios de atención a largo plazo para las personas mayores debe reconocer y enfrentar los desafíos particulares a los que se ven expuestos, incluida su capacidad para acceder a tratamiento y atención médica. «Las personas de edad tienen los mismos derechos a la vida y a la salud que todos las demás», subrayó el jefe de la ONU. «Al adoptar decisiones difíciles respecto a la atención médica para salvar vidas, se deben respetar los derechos humanos y la dignidad de todos».

El maltrato de las personas mayores es un problema social que existe en todos los países, en desarrollo y desarrollados y, por lo general, no se notifica suficientemente en todo el mundo. Según datos de la ONU, «tan solo en unos pocos países desarrollados hay tasas de prevalencia o estimaciones, que se sitúan entre un 1 % y un 10 %. Aunque se desconoce la magnitud del maltrato de los ancianos, su importancia social y moral es indiscutible. Por este motivo, este problema requiere una respuesta mundial multifacética que se centre en la protección de los derechos de las personas de edad

Sabes que residencias de mayores hay en el tarragonès o en Murcia

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