Enfermedades respiratorias de los mayores y la primavera

La primavera supone un cambio en las temperaturas que supone el renacimiento de la naturaleza. También supone que algunas enfermedades respiratorias encuentren una mayor facilidad para sus síntomas.
Se trata de una estación con muchas ventajas para llevar una vida activa y saludable al aire libre, las horas de sol y la subida de temperatura suponen oportunidades y una fuente de optimismo vital. Pero no debe olvidar el aumento de enfermedades respiratorias de los mayores en está esta época derivadas de los cambios bruscos de temperatura y a patologías como el asma o las alergias provocadas por los distintos tipos de polen.

Esto es especialmente delicado para quienes padecen enfermedades respiratorias crónicas. Así pues, se debe estar especialmente atentos a estas dos enfermedades y vigilar estas dos cuestiones los índices de polen y a las semanas de floración de cada planta en particular. También es importante valorar si hay síntomas de astenia primaveral, que aunque en menor medida que a la población joven, en los mayores también puede manifestarse y tener consecuencias en la salud.

Cambios de temperatura

Son habituales en esta época y pueden estropear una salida al campo o una tarde de ocio en un parque. Las personas mayores regulan pero la temperatura corporal, por lo que son más vulnerables ante los cambios bruscos de frío a calor o a la aparición de lluvia inesperada.
Es frecuente que las personas mayores tengan más catarros, resfriados o faringitis. Para evitar estas afecciones, debe llevarse ropa suficiente que permita abrigarse ante la posibilidad de pasar frío. También conviene cuidar la alimentación aumentando la ingesta de frutas y verduras de temporada.

Asma

Se trata de una enfermedad crónica que se caracteriza por episodios de obstrucción generalizada y variable de las vías respiratorias. Es una afección que va en aumento, propiciada por las alteraciones que provoca el cambio climático. Cuando el asma se manifiesta a partir de los 60 años, puede ser más persistente y no ser tan eficaces los medicamentos. También puede suceder que en personas mayores polimedicadas se produzcan reacciones que aumenten los problemas respiratorios, entre ellos el asma.

Alergias

La primavera es la estación en la que se agudizan los síntomas de las distintas alergias, debido a la floración de la mayoría de las plantas en esta época. No todas las personas son alérgicas a las mismas plantas y hay casos de alergias múltiples. En los casos más graves, las medidas más eficaces son la vacunación y la profilaxis. Restringir las salidas en los días de alerta por polen y usar mascarillas atenúan en gran medida los síntomas.
Los síntomas son: irritación de los ojos, picor de garganta que puede dar lugar a tos, dificultades, abundante mucosidad y congestión nasal, astenia primaveral, que se manifiesta en una debilidad general y una cierta sensación febril, picor en la piel y aparición de sarpullidos.

Como prevención para minimizar las alergias primaverales, es conveniente ventilar adecuadamente las habitaciones una vez al día, preferiblemente a primera hora de la mañana y durante 10-15 minutos; utilizar gafas de sol durante los paseos al aire libre; evitar salir las horas de mayor cantidad de polen en la atmósfera, que serían las de la mañana; lavar bien la fruta y las verduras antes de ser consumidas, y no secar la ropa en lugares cercanos a plantas que puedan desprender polen.

En cuanto al picor y los sarpullidos, las personas mayores suelen tener la piel más seca de lo deseable y, cuando se junta con una reacción alérgica, hace más difícil su protección. Para combatir el picor la solución es evitar el contacto con el agente alérgeno, recurrir los antihistamínicos y proteger la piel con cremas y prendas.

Astenia primaveral

Con este nombre nos referimos a un trastorno adaptativo a los cambios de temperatura. Los síntomas son: cansancio, alteraciones del sueño, irritabilidad, apatía, pérdida de apetito o dolores de cabeza. Estos síntomas repercuten en el estado de ánimo y hacer que la salud empeore.
En las personas mayores, la astenia primaveral se puede acentuar debido a condiciones ambientales desmotivantes y a la tendencia a la poca movilidad. Los factores emocionales también son determinantes. Para combatirla, dado que se trata de un proceso adaptativo, se intentará que los cambios de horario y hábitos debidos a las variaciones de luz y temperatura sean graduales. A pesar el cambio horario, es conveniente no modificar de golpe los horarios de descanso, actividades y salidas habituales, ni modificar la dieta de un día para otro.

Es muy positivo retomar las actividades que quedaron aparcadas durante el invierno y, con las precauciones debidas para prevenir alergias y covid, se pueden hacer muchas cosas. Por ejemplo: trasladar la rutina ejercicios del gimnasio de la residencia, polideportivo o en el domicilio a un espacio al aire libre, como un parque o el jardín del centro al que se acuda, aprovechar el buen momento para arreglar las plantas o preparar un huerto, organizar salidas al campo, participan en actividades sociales al aire libre…

La primavera es una época de oportunidades para las personas mayores, en la que se puede disfrutar de nuevo del entorno, retomar actividades y contactos y, en definitiva, aprovechar las situaciones que el buen tiempo y las horas de luz nos ofrecen. Con las precauciones adecuadas (cremas de protección solar y para alergias, ropa adecuada, hidratación suficiente, comida saludable y salir al exterior en las horas adecuadas), lo mayores disfrutarán de esta primavera con la salud y la alegría que merecen.+

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