Lectura sobre un geriátrico y unos ancianos peculiares. Ideal para el verano

Las personas que leen no viven una vida, viven varias, la suya y la de los personajes que los acompañan al abrir un libro. La lectura es una compañera excelente que palía la soledad y ayuda a comprender el mundo.

Las personas mayores, en muchas ocasiones, tienen en los libros compañeros y aliados que los rescatan de la soledad no deseada. No en vano, los clubes de lectura abundan en los centros de mayores y es habitual que personas mayores, sobre todo mujeres, acudan a estas reuniones en centros culturales y bibliotecas.

Para los lectores, pero también para los no lectores, pues disfrutarán con ella, recomendamos la novela de Luis Mateo Díez Los ancianos siderales.
La acción de esta lectura sobre un geriátrico, se desarrolla en El Cavernal, una residencia de mayores a las afueras de Breza, instalado en un edificio destartalado, puede parecer un establecimiento de acogida lleno de ancianos de muy variada especie, regido por las hermanas Clementinas y puestos bajo el dudoso cuidado del falso doctor Belamo.

También podría pensarse que se trata de un aerolito desprendido de algún más allá estratosférico donde ni la edad ni el tiempo tienen nada que ver con quienes lo habitan. O, en último extremo, de una nave espacial a punto de partir con los ancianos más avispados y quiméricos, que han sido abducidos. La trama parte de la desaparición de un pájaro, y avanza con la comisión de un crimen, los manejos canallescos del doctor Belarmo y la entrada en acción del comisario Lamerto y el inspector Tineo.

En cualquier caso, lo que sucede en el Cavernal no hay quien lo remedie y todo se envuelve en una suerte de disparatada aventura previsiblemente peligrosa. La novela que nos lleva a ese establecimiento puede resultar muy divertida y, al tiempo, misteriosa y desconcertante. La imaginería entre expresionista y surrealista con que está escrita y tramada tiene el aire hipnótico de unos sucesos y personajes difíciles de olvidar, aunque haya que asumir el riesgo de quedar como lectores confinados de forma irremisible en el Cavernal, una experiencia tan perturbadora como hilarante.

Luis Mateo Díez se vale del expresionismo y el surrealismo, recurrentes en toda su obra, para reflexionar sobre la realidad inmediata sin olvidarse del humor. El tema principal es el desvalimiento y el deterioro en la vejez, pero con un estilo literario especial y con una visión diferente a la moralidad de la sociedad en general, pues la acción se desarrolla un mundo peculiar con unos personajes con nombres que los definen en sus acciones y palabras inconfundibles, donde están presentes el abandono y la decadencia, tanto física como mental.

Todos los personajes de esta lectura sobre un geriátrico están extraviados, son perdedores y perdidos, antihéroes conscientes de su desgracia y debilidad, pero pertrechados con ingenio y humor. Abundan los refranes, tanto si vienen a cuento como si no, para expresar los automatismos mentales de los ancianos y en toda la novela hay un dominio magistral del lenguaje.

Luis Mateo Díez nació en el pueblo minero de Villablino, León, en 1942. Estudió el bachillerato en León y luego Derecho en las universidades Complutense y de Oviedo. Fue funcionario del Servicio de Documentación Jurídica del Ayuntamiento de Madrid.

Su primer libro de cuentos, Memorial de hierbas, apareció en 1973. Alfaguara ha publicado sus novelas Las Estaciones Provinciales (1982), La Fuente de la Edad (1986), con la que obtuvo el Premio Nacional de Literatura y el Premio de la Crítica, Apócrifo del clavel y la espina (1988), Las horas completas (1990), El expediente del náufrago (1992), Camino de perdición (1995), La mirada del alma (1997), El paraíso de los mortales (1998), Días del desván (1999) y Fantasmas del invierno (2004). Sus fábulas están reunidas en El diablo meridiano (2001), El eco de las bodas (2003), El fulgor de la pobreza (2005) y Los frutos de la niebla (2008). Y todos sus cuentos están recogidos en El árbol de los cuentos (2006). El libro El reino de Celama (2003) reúne sus tres novelas ambientadas en ese lugar imaginario. Y con La ruina del cielo (2000) obtuvo el Premio Nacional de Narrativa y el Premio de la Crítica. Azul serenidad o la muerte de los seres queridos (2010) es su autobiografía.

Luis Mateo Díez es miembro de la Real Academia Española y Premio Castilla y León de las Letras. También es patrono de honor de la Fundación de la Lengua Española y miembro habitual de un gran número de jurados de concursos de cuento y de novela.

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