La narrativa de los medios sobre residencias de mayores

La narrativa en algunos medios de comunicación, sobre todo durante la pandemia, sobre las residencias de mayores ha sido con la intención de identificarlas como sitios tristes, deprimentes y que hay que evitar ir a toda costa.  También estos mismos medios nos continuan brindando el mensaje de que en el caso de ingresar una persona en una residencia hay que entender que esos familiares son unos fracasados. Además, se intenta crear una sensación de culpabilidad hacia la familia que deja a su ser querido en una residencia.  En resumen, la sociedad (y los medios) nos están diciendo que debería ser la familia quien debe cuidar a las personas mayores dependientes  (seamos realistas: esta responsabilidad vuelve a caer en las mujeres de la familia).

Sorprende que en esta sociedad actual que se considera tan progresista, los medios de comunicación siguen persistiendo en esta idea de “culpabilizar” a la familia de llevar a una persona mayor a una residencia. La narrativa de los medios sobre las residencias es que son unos sitios que hay que evitar ir ya que no son buenos.

¿Por qué les gusta culpabilizar a las familias?

Curiosamente antes pasaba lo mismo con los bebés cuando los dejabas en la guardería, hace 30 años nos llamaban malas madres por dejarles en la guardería e ir a trabajar. Ahora ¿somos malas hijas por utilizar una residencia para nuestros padres? La narrativa actual en algunos medios de comunicación sobre residencias de mayores es sensacionalista, ya que esto llama la atención. Debemos aprender a cuestionarlo.

Y respecto a lo que dicen que son malas las residencias…. como en todas partes y como todo en la vida, un 80% de las residencias son buenas, un 10% son malas y un 10% son excelentes. Según los expertos, solamente un 5% de la población de más de 65 años necesitará ir a una residencia.  El 95% restante no lo necesitará.

Además, depende del grado de dependencia que tenga la persona se necesitará un tipo de servicio u otro. En este artículo hablamos de ello.

¿Por qué nos gustan los estereotipos?

Contrariamente al estereotipo, las familias no abandonan a sus seres queridos colocándolos en una residencia, al contrario, en la residencia los familiares encuentran que su ser querido tiene un mayor apoyo en las actividades de la vida diaria, y que están en manos de profesionales.   De hecho, los familiares pueden disfrutar de un tiempo de más calidad y estar más presente cuando están de visita con su ser querido. Ahora no tienen que encargarse de las tareas de cuidado (comidas, limpieza, medicación, etc) y puede dedicar ese tiempo simplemente a estar con ella y disfrutar juntas del momento presente. Sin nervios, y sin prisas.

En una residencia las personas mayores tienen mayor relación social y, en muchos casos, una mejor estimulación cognitiva que estando solas en su casa o en casa de familiares.  Hay muchas personas mayores que cada “x” meses tienen que ir cambiando de casa a casa (de sus diferentes hijos que se reparten al “abuelo/a”), y esto tampoco es lo mejor para una persona mayor. Estas necesitan una cierta estabilidad en su día a día y le gusta la rutina es sus actividades de la vida diaria y tener sus amistades.

¿Son importantes las visitas?

La mayoría de las personas que están en residencias tienen familia y se anima a las mismas a visitar a los residentes con regularidad y a participar en su cuidado. Los miembros de la familia pueden ofrecer compañía y ayuda con las actividades básicas de la vida diaria, y pueden comunicar mejor las necesidades del residente. Además, los familiares y amigos que conocen a la persona mayor pueden ayudar a redirigir los problemas de comportamiento en casos de síntomas de demencia y a brindar tranquilidad a la persona mayor que ha experimentado el cambio de su casa a una residencia. 

Por desgracia en muchos casos este cambio de su casa a una residencia, se da tras una circunstancia grave, por ejemplo, tras una hospitalización, tras la rotura de algún hueso que le impide la movilidad, etc. Es decir, cuando la persona está a nivel físico y anímico en una situación de gran fragilidad, y es cuando tiene que dejar su casa y todo su mundo conocido para ir a una residencia.  El cambio se da en las peores circunstancias posibles, ya que ni lo ha elegido, ni planificado y tiene muchas incertidumbres respecto a su futuro inmediato.  

Preparación previa

Es importante que a una determinada edad se hable de ello en la familia y con la persona mayor. Incluso que se visiten varias residencias para que si se da el caso de necesitar irse a una, por una estancia temporal, o ya definitivamente, esta persona ya este informada y haya tenido tiempo de procesar esa situación, y sobre todo, ser consciente de la necesidad de realizar ese cambio de hogar.  La residencia será su nuevo hogar y es importante que participe en la decisión ya que le afecta a ella y a su familia de forma directa y es mejor tenerlo pensado de antemano a la hora de afrontarlo y aceptarlo a nivel emocional y psicológico.

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