5 claves para reducir el riesgo de caídas

Hace unas semanas nuestros amigos de Stannah vinieron al programa de radio «És gran ser gran» y con ellos hablamos de algunas claves para reducir el riesgo de caídas, y de como un salvaescaleras puede ayudar a evitarlas. En esta ocasión nos escriben para seguir hablando precisamente de este tema tan importante, las caídas, dice así:

Cuando ocurre una caída en una persona mayor, aunque resulte en una lesión muy leve, el consejo de los especialistas en Geriatría y Gerontología es que no debemos nunca quitarle importancia al suceso ni considerarlo ‘normal’. Esa caída constituye una señal de alerta de que algo no están bien y debemos actuar si queremos prevenir la cascada de efectos que podrían llevar una persona mayor a perder su independencia y calidad de vida.

Normalizar el problema de las caídas en las personas mayores también hace con que ellas mismas y sus cuidadores – ya sea en sus casas o en instituciones – bajen la guardia y no estén atentos al entorno y a otros factores de riesgo. La falta de atención y, sobre todo, la falta de diálogo con la persona mayor hará con que las caídas sigan ocurriendo.

“Aproximadamente el 30% de las personas mayores de 65 años se cae una vez al año y de éstas un 50% se vuelve a caer durante ese año.”
Ministerio de Sanidad y Política Social

Esta realidad la ha comprobado Stannah – fabricantes de salvaescaleras y especialistas en movilidad – que llevan más de 40 años hablando con personas mayores de todas partes de España. La mayoría han sido personas que han sufrido una caída – o varias – que les impedía utilizar las escaleras de forma segura, o bien de forma autónoma. Pero año tras año, poco a poco, con la labor creciente de concienciación que se está llevando a cabo por diferentes organismos privados y estatales, notamos que van siendo más las familias e incluso instituciones y residencias de ancianos que buscan soluciones preventivas para evitar caídas, antes incluso de haber un histórico de caídas.


¿Pero cómo podemos reducir el riesgo de caída en personas mayores? Os dejamos 5 claves para reducir el riesgo de caídas, que son:

1 – Respetar la individualidad y opinión de la persona mayor

Si queremos que tener éxito en ayudar a la persona mayor a prevenir caídas, debemos tener en cuenta que, como cualquier persona, de cualquier edad, tiene sus propios gustos y aversiones, rutinas y estilos de vida. No importa donde se encuentre, en casa o en una residencia, siempre querrá mantener su individualidad. Por eso, antes de hacer cambios para disminuir el riesgo de caída, ya sea en el entorno o en las rutinas, debemos escucharle, respetar su opinión, es decir, procurar involucrarlos en el proceso de decisión.

De hecho, no siempre es fácil tener esta conversación con una persona mayor que, en muchos casos, no reconoce el deterioro de su condición física o sus dificultades de movilidad. Otros confían que no se van a caer, o que no se van a hacer daño. Pero, de forma gradual, con mucha paciencia y sensibilidad, debemos tener esta conversación y preguntarle, por ejemplo, si hay tareas diarias que le resultan más difíciles que otras, si sienten mareos, dolor en las articulaciones cuando caminan, entre otros factores físicos e incluso cognitivos. No menos importante será lograr, a través del diálogo, que ellos mismos vayan teniendo conciencia y acepten sus limitaciones. Hacerles entender que, contrario a lo que pueda parecer, es en el ‘aceptar’ y en el ‘prevenir’ que encontrarán la clave para una vida más independiente.

2 – Observar la condición física del anciano

Empezar por explicarle que los cambios en su condición física son normales. A medida que envejecemos, nuestra fuerza muscular y nuestro equilibrio se reducen, lo que puede aumentar la probabilidad de sufrir una caída. Es posible que la persona mayor, su familia o sus cuidadores no noten los cambios o el deterioro inmediato en la salud de esa persona, ya que puede producirse de forma gradual, por lo que es importante buscar atención primaria, acudir al médico de cabecera y fisioterapeuta de forma periódica para poder detectar cualquier problema del foro musculoesquelético antes de que ocurra una caída.

Al fin y al cabo, se trata de concienciar a la persona mayor que envejecer es normal, pero sufrir caídas no lo debe ser. Recuérdele que no está solo(a) y, juntos, harán lo que haga falta para prevenir una caída.

3 – Estar atentos a las señales de alarma

No dejemos que la señal de alarma sea la caída. Si la persona mayor se agarra a las paredes, a los muebles o a otras personas al caminar, o si tropieza con mucha frecuencia, podría ser una señal de que necesita reforzar su musculatura y mejorar su sentido de equilibrio. Lo mismo ocurre si tiene problemas para levantarse de una silla. Es probable que, en esta fase, necesite incluso una ayuda para caminar, como un bastón o un andador, aunque algunos podrían resistirse a utilizarlos, ya que lo ven como una muestra de su pérdida de independencia.

4 – Observar utilizan calzado adecuado

Los zapatos no solo afectan el equilibrio de una persona, sino también el riesgo de caerse. Una talonera reforzada proporciona apoyo adicional al tobillo y más equilibrio. La suela debe ser antideslizante, para asegurar que el zapato ofrece un buen agarre en todo tipo de superficies. También es esencial que los zapatos queden bien ajustados al pie, pero no demasiado apretados en la parte delantera. Finalmente, tras todas estas especificaciones, es importante que los zapatos sean suaves y cómodos. Se recomienda tratar cualquier condición de los pies con su médico de cabecera, como sean los juanetes, y buscar a empresas especializadas que hagan calzado a medida para que caminar sea lo cómodo y seguro posible para nuestros mayores.


5 – Entender cuando introducir ayudas de movilidad

En muchos casos, todavía es posible recuperar la fuerza muscular con la ayuda de un fisioterapeuta, a través de un régimen de ejercicios para reducir el riesgo de caída, diseñado específicamente para la persona mayor en cuestión. Los beneficios incluyen músculos, huesos y tejido conectivo más fuertes, una mayor conciencia del entorno, más energía para un mayor equilibrio, una marcha más segura, y una mayor resistencia a los imprevistos. Si se logra cumplir el programa de ejercicios correctamente, podríamos incluso evitar o aplazar el recurso a las ayudas de movilidad y una mejora considerable en la calidad de vida.

Sin embargo, cuando esa recuperación física no es posible y el recurso al bastón o un andador es inevitable, debemos entender la situación como de riesgo eminente de caída, sobre todo si la persona mayor debe subir y bajar las escaleras en su día a día. Además de ser una tarea muy difícil y dolorosa, subir y bajar escaleras puede incluso ser peligroso para una persona mayor en estas condiciones. En estas circunstancias, la mejor solución para eliminar el riesgo de caída en las escaleras podría ser la instalación de una silla salvaescaleras, siempre bajo la recomendación de un experto en movilidad y tras una evaluación rigurosa de la movilidad de la persona mayor, de la escalera y del entorno.

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