Intervención no farmacológica en personas con demencia

Es frecuente que las personas que padecen una demencia, ya sea Alzheimer u otras, sufran alteraciones psicológicas y conductuales diversas, por ejemplo:

  • Delirios
  • Alucinaciones
  • Trastornos del estado del ánimo
  • Agitación
  • Desinhibición
  • Alteración del sueño
  • Otras

Estas alteraciones, llamadas SPCD (Síntomas Psicológicos y Conductuales asociados a la Demencia), suelen tratarse mediante intervenciones con medicamentos en lugar de optar por una intervención no farmacológica. Sin embargo, los efectos adversos de estos fármacos son importantes. Entre ellos, encontramos mayor deterioro cognitivo, caídas recurrentes, movilidad reducida, rigidez muscular, hiporexia, apatía, discapacidad, delirium, etc.

Además, muchos de los fármacos que se administran, no son adecuados para las personas adultas mayores porque cuando envejecemos, el metabolismo y la excreción de muchos fármacos disminuye. Puede desarrollarse toxicidad en forma lenta porque las concentraciones de los fármacos consumidos en forma crónica tienden a elevarse en el transcurso de 5 a 6 vidas medias, hasta alcanzar un estado estable.

los fármacos son muy útiles pero hay casos en los que hay alternativas mejores y que implica una intervención no farmacológica

¿Por qué es importante la intervención no farmacológica en personas con demencia?

Como ya hemos visto anteriormente, este tipo de fármacos producen unos efectos adversos que pueden llegar a ser graves. Además, si exclusivamente se interviene mediante fármacos, la causa de esa alteración psicológica o conductual no se ha explorado y, por lo tanto, tampoco se va a resolver porque sigue subyacente.

Cuando le preguntamos a personas adultas mayores sin o con deterioro cognitivo, las cuales están consumiendo este tipo de fármacos (especialmente antipsicóticos) pero todavía son capaces de comunicar correctamente sus sensaciones, nos explican que se notan “la mente nublada”, “como mareada”, “me cuesta pensar”, “es como si estuviera dormida, como soñando”. Es decir que este tipo de fármacos, a parte de no haber resuelto el problema base, ha generado un estado de confusión en la persona, lo cual, todavía le provoca más angustia, inseguridad y malestar emocional.

Bien es sabido, que las personas que padecen una demencia, sufren una serie de cambios neuroquímicos en el cerebro, los cuales pueden afectar a su capacidad de control de impulsos, gestión emocional, etc. Sin embargo, al igual que el resto de personas sin afectación cognitiva, tienen unas necesidades psicosociales que se deben cubrir.

Residencias para personas con demencia

Muchas de las causas de estos SPCD serán estas necesidades psicosociales descubiertas y/o una interacción negativa y poco comprensiva de estas necesidades por parte de su entorno (personas cuidadoras habitualmente) llamada Psicología Social Maligna (PSM). Más adelante, os cuento en qué consiste. Antes de explorar estas necesidades, por supuesto, habrá que descartar lo siguiente:

  • Alteraciones sensoriales como la pérdida de visión/audición que puedan estar facilitando delirios y/o alucinaciones.
  • Alteración del estado de salud (resfriados, estreñimiento, infecciones, dolor…)
  • Necesidades fisiológicas o biológicas descubiertas (hambre, necesidad de higiene, alteración del sueño…)
  • Alteración del ambiente (cambio de entorno, rutinas…)
  • Si las cuestiones anteriores están resueltas, entonces sí, es la hora de explorar estas necesidades psicosociales de la persona junto con la PSM de su entorno.

Maslow (1943), definió una jerarquía de necesidades humanas que cada ser humano debía cubrir hasta llegar al último eslabón de la pirámide:

Kitwood (2003), en concordancia con las necesidades psicosociales definidas por Maslow, definió 5 necesidades universales de las personas, y como tales, también presentes en las personas con demencia:

a) confort (necesidad de trato cálido y cercano)
b) identidad (necesidad de saber quiénes somos)
c) vínculo (necesidad de tener vínculos y compromisos)
d) ocupación (necesidad de sentirse útiles y participar en actividades significativas)
e) inclusión (necesidad de sentirse parte de un grupo social, evitar el aislamiento y la soledad)

La PSM se refiere a actitudes de perjuicio que la mayoría de veces llevamos a cabo de manera inconsciente o no voluntaria (infantilizar, etiquetar, desautorizar, desempoderar, imponer, ignorar y excluir, entre otras).

¿Cómo podemos detectar estas necesidades psicosociales y/o PSM e intervenir sobre ellas?

El primer paso es conocer a la persona para poder comprender su comportamiento.

Mediante la entrevista de Historia de Vida (HDV), podremos conocer los valores, actitudes, creencias y aspectos relevantes para la persona.
El hecho de disponer de esta información, nos permitirá conocer globalmente a la persona para poder detectar qué posibles necesidades se encuentran descubiertas y, por lo tanto, generar una intervención personalizada con el objetivo de intentar resolver o reducir las alteraciones psicológicas o conductuales correspondientes. Es importante recordar que cada persona es diferente y su historia de vida es única, con lo cual, una misma intervención no servirá para otra persona diferente.

En cuanto a la PSM, debemos observar la interacción de las personas del entorno con la persona con demencia, para poder detectar las actitudes inapropiadas, y en consecuencia, suplirlas por otras que ofrezcan dignidad, respeto, autonomía y valor a la persona en cuestión.

¿Cómo podemos aprender a realizar una buena Historia de Vida?

Para llevar a cabo una buena HDV, es necesario formarse correctamente.
Una historia de vida no es una simple recopilación de datos biográficos de la persona. Es una entrevista con estructura narrativa que puede durar entre 1-2 horas.

Siguiendo un orden cronológico, se exploran todas las etapas de la vida, desde la infancia, pasando por la adolescencia, juventud, madurez, jubilación, hasta el momento presente y el futuro de la persona.
Una vez terminada, se procede a realizar un análisis e interpretación de los datos y se extraen unas conclusiones.

Desde la Asociación Española de Psicogerontología, os recomendamos el siguiente curso: Elaboración de Historias de Vida.

Referencias bibliográficas:

  • Farmacocinética en los ancianos. (s/f). Manual MSD versión para profesionales. Recuperado el 13 de mayo de 2022, de aquí
  • Hernández, M. H., Mestres, C., Modamio, P., Junyent, J., Costa-Tutusaus, L., Lastra, C. F., & Mariño, E. L. (2019). Adverse drug events in patients with dementia and neuropsychiatric/behavioral, and psychological symptoms, a one-year prospective study. International Journal of Environmental Research and Public Health, 16(6), 934. Enlace
  • – Kitwood, T. (2003). Repensant la demència: pels drets de la persona. Vic: Eumo. [Dementia Reconsidered. People’s rights first. Open University Press, Oxford 1997].
  • – Villar, F. & Triadó, C. (2006). El estudio del ciclo vital a partir de historias de vida: Una propuesta práctica. Publicacions i Edicions de la Universitat de Barcelona.
  • – Villar, F. (2006). Historias de vida y envejecimiento. Madrid, Portal Mayores, Informes Portal Mayores, nº 59. Lecciones de Gerontología, VII [Fecha de publicación: 29/06/2006]. Enlace aquí

Un artículo de Sònia Shah Llois,
Gerente y Psicogerontóloga en Centre de Dia Vincles
Profesora colaboradora en la Universitat Oberta de Catalunya

Otros artículos de Sònia en nuestro blog: a parte de este sobre la Intervención no farmacológica en personas con demencia

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