También los perros ancianos tienen residencias en Japón 

¿Es posible construir residencias para perros ancianos?

En España tenemos residencias para perros trabajadores, así los perros guía disponen de una residencia perteneciente a la Fundación Once donde van cuando se jubilan y su dueño no puede atenderles o los perros policía, que también al jubilarse disponen de un lugar para ellos.

Una residencia geriátrica para perros ancianos en Japón

En Japón no es necesaria para los perros ancianos tener la condición de haber sido adiestrado para un trabajo en concreto, pues tienen a su disposición geriátricos caninos.

Japón es una sociedad que envejece de manera acelerada y con una tasa de longevidad de las más altas del mundo. Por eso, y por cuestiones culturales, curiosamente, en el país hay unos 20 millones de mascotas y unos 16 millones de niños.

Como las personas, cuando un animal envejece pierde facultades, movilidad, necesita ayuda para comer… la decisión de las familias ante el envejecimiento de las mascotas, cuando conlleva sufrimiento o unos muy específicos es o bien atenderlos, o bien sacrificarlos. Ahora los japoneses tienen otra opción, la de una residencia para animales ancianos, en este caso, para perros ancianos.

Existen varias residencias para perros ancianos a lo largo del país, algunas admiten perros desde los 10 años de edad y todas se ocupan de cuidarlos de sus achaques. No es un servicio barato, la familia debe pagar unos 1 400 euros al mes por el animal, el precio varía según el tamaño de perro yendo de los 600 euros un perro de talla media a los 1 400 si es uno tamaño terranova, aunque aquí esto es lo que costaría una plaza en una residencia para personas mayores en algún caso, hay que pensar que el nivel y coste de vida de los dos países es muy diferente.

En Roken Honpo, traducido de manera literal como Oficina de Perros Viejos, cuidan una media de diez perros. La idea de montar la residencia le surgió al propietario, Mie Kawaguchi, al ver a muchas personas que no podían cuidar de sus mascotas, pero, a la vez, eran incapaces de sacrificarlas.

El equipo de Kawaguchi se ocupa de las enfermedades propias de la edad, cuenta con servicios de veterinario y se les atiende de manera amorosa hasta el final de sus días y los dueños pueden ir a visitar a sus mascotas.

Una noticia como esta puede llevar a importantes reflexiones acerca de cómo es la cultura en la que vivimos o nuestro grado de desarrollo en cuanto a la sensibilización con los animales.

En repetidas ocasiones hablamos de los beneficios de tener una mascota cuando nos hacemos mayores, pues obligan a mantener responsabilidades, a socializar, a moverse. También hay quien pueda pensar, de manera legítima, que es una frivolidad plantearse una residencia para perros ancianos y pagar una cantidad considerable al mes, cuando hay muchas personas mayores en situaciones de pobreza o esperando con verdadera necesidad una plaza pública durante largos meses, porque no pueden pagarse una privada.

Quizá es que de lo que se trate es de no ver que una cosa excluye a la otra. Los ciudadanos debemos luchar de manera activa para que todas las personas mayores, independientemente de sus ingresos, tengan la calidad de vida que se merecen, con pensiones de jubilación dignas y con prestaciones adecuadas a sus necesidades. Eso no debe ser contrario al respeto y cuidado de los animales en general y de las mascotas en particular, que han compartido momentos felices y en muchas ocasiones ha sido fieles compañeros. Seguramente debemos avanzar más como sociedad y acercarnos a los niveles de cuidados y respeto que se dedican a las personas mayores y, de forma paralela, a los de respeto por la naturaleza y sobre todo por los animales que han sido nuestros compañeros.

¿Habrá que pensar en un Inforesidencias.com canino?

Nota, la fotografía puede verse en una entrañable web que recoge fotografías realizadas a perros ancianos por el fotógrafo italiano Pete Thorne,