Muertos en residencias por COVID. ¿Cuándo sabremos los números de verdad?

Durante la pandemia, sobre todo desde que la infame Ministra de Defensa dio a entender que en las residencias  había cadáveres conviviendo con los residentes y que la Fiscalía debía intervenir, algunos medios de comunicación concentraron su esfuerzo informativo en transmitir la sensación de que la gente estaba muriendo en las residencias porque éstas funcionaban mal y que esto era así porque, como muchas de ellas son empresas privadas, su interés por obtener beneficios pasaba por encima de la vida de los residentes.

Un abrazo durante una visita en una residencia de ancianos

Llevo tiempo diciendo que esa imagen, apoyada fervientemente por algunos políticos, era falsa y que, por lo menos, era aventurado dar a entender eso cuándo no teníamos datos fiables sobre contagios y fallecimientos.

Ahora, una historia interesante empieza a poner las cosas en su sitio.  El periódico digital Infolibre es de los que se ha esforzado durante la pandemia en proyectar la imagen de un sector tomado por fondos sin escrúpulos y empresarios corruptos.  Pablo Iglesias debe ser lector del medio ya que, tres días después de publicar Infolibre un extenso artículo sobre los dueños de residencias, el vicepresidente incorporó en su discurso el titular del mismo: «los fondos de inversión, multimillonarios y empresarios corruptos».  De ahí a que alguien de su partido pidiese la nacionalización de las residencias hay solo un paso.: «Lo público es más fuerte que el negocio privado a la hora de cuidar»

No coincido con la línea editorial de Infolibre pero respeto y admiro su perseverancia.  La verdad es que, aunque con algún error, dedicaron mucho tiempo a investigar quién es el dueño de las residencias en España.  Supongo que convencidos de que las residencias públicas habrían tenido muchos menos muertos que las privadas, exigieron a la Generalitat de Cataluña (y a otras administraciones), la información de fallecimientos por COVID.  Según explican ahora, la administración catalana se negó a facilitarla por lo que recurrieron a la oficina de transparencia que sí consiguió que la Generalitat les enviase los datos, que han publicado hoy.

Viendo lo publicado no cuesta deducir que la administración no quería compartir lo que sabía por lo que lo que ha enviado debe haber sido una lista con el nombre de la residencia, fallecidos confirmados Covid-19 y fallecidos con sospecha de covid-19.  Parece que se lo han arrancado ya que no han dado más que eso (hubiera ayudado conocer el número de plazas de la residencia o la población en la que está).  Cabe la posibilidad de que la Generalitat sí haya enviado muchos más datos y que Infolibre sea quien los ha filtrado. Si un día lo sé, completaré este post.

La información ahora disponible bien claro que el supuesto «afán lucrativo» de las empresas no ha sido lo que ha causado la muerte de los residentes.  De hecho, el artículo dice textualmente: «También son muy malos los datos de los 16 geriátricos que gestiona la Generalitat».

El titular elegido es tendencioso «La catástrofe de cuatro grandes grupos de residencias en Cataluña. 521 fallecidos en sus 31 centros» refiriéndose a Amavir, Ballesol, DomusVi y Sanitas (que concentran el 13% de fallecimientos) y lo es porque no dice qué porcentaje del total de plazas representan estos grupos ni que entre sus residencias también ha habido algunas en las que el virus no ha entrado.

Para hacer las cosas un poco más claras he tomado la tabla ofrecida por Infolibre y me he permitido completarla poniendo una columna más en la que aparece el número de plazas totales que tiene las primeras 50 residencias de una lista en la que hay unas 500.    Sólo haciendo eso vemos que Sanitas Residencial Les Corts, donde según los datos facilitados habrían muerto 58 residentes por covid-19 o con sospecha de padecerla, tiene 308 plazas por lo que, si se tiene en  cuenta el número total es la primera del ránking, pero si se considera el porcentaje de fallecimientos sobre las plazas pasa a ser la treinta y pico.

También he «mejorado» un poco la información convirtiéndola en dos tablas: en la primera sólo he añadido el número de plazas.  En la segunda las he ordenado por porcentaje.

Al hacer eso caen algunas concepciones que se han ido creando durante la pandemia.  No sólo «los grupos» no están entre las primeras (una entre las  10 con mayor porcentaje) sino que vemos mezcladas residencias públicas, privadas sin ánimo de lucro (fundaciones, asociaciones) y privadas mercantiles.  El tamaño tampoco parece ser un predictor ya que, entre las 10 primeras ordenadas por porcentaje de fallecimientos sólo hay una de más de 100 plazas teniendo las dos primeras menos de 50.

¿Quiere esto decir que las residencias pertenecientes a fondos son mejores o peores de lo que nos hacían creer? ¿Qué lo público no es tan bueno? ¿Que la iniciativa mercantil es tan buena como la «sin ánimo de lucro»?  No, o quizás sí.  Sencillamente quiere decir que todavía no sabemos lo suficiente como para hacer las acusaciones que algunos han lanzado durante la pandemia aprovechándose del dolor de los mayores y sus familias.

Al final están las dos tablas a que me refiero.  Para obtener la tabla completa con 500 residencias hay que ir a la noticia original y registrarse 

Lo he repetido muchas veces y lo volveré a hacer.  Si el relato generado desde los medios y redes  sobre lo sucedido en residencias hubiese sido similar al que se creó sobre los hospitales habríamos heredado menos amargura y dolor añadida a la que justamente ocasiona la muerte de un familiar.

En los próximos meses vamos a ir viendo como la Fiscalía abandona muchos de los casos que ahora investiga y cómo los jueces archivan otros más.  Al final quedará que entre las más de 5.000 residencias que hay en España un número casi insignificante lo hizo muy mal y otro también pequeño, extraordinariamente bien, mientras que la gran mayoría prestó un servicio correcto, ajustado a las extraordinarias circunstancias del momento (con muy pocos o sin EPIs, con muchas bajas laborales, sin tests y con muchas dificultades para derivar a residentes al hospital).   Cuando todo eso se dilucide habrá que revisar los medios y las redes y quizás alguien deberá decir: «No lo entendí bien», «Me precipité en mi juicio», o sencillamente «Perdón».

Nota final:  Lo he dejado para el final.  No me creo los datos que ha entregado la Generalitat gracias a la oficina de Transparencia a Infolibre.  Para mí que todavía no sabemos cuánta gente ha muerto por Covid19 en las residencias catalanas.